El curso vuelve a empezar
Colegios e institutos pitiusos recuperan la normalidad después de tres semanas de huelga indefinida en las que han estado paralizados
08.10.2013 | 05:30
Una maestra del colegio Sant Jordi, con camiseta verde, se dirige a sus alumnos, ayer por la mañana. VICENT MARÍ
V. T./R. S./C. C.| IBIZA/FORMENTERA La sensación de alivio tras la vuelta a la normalidad era mayoritaria ayer entre los padres que llevaban a las nueve de la mañana a sus hijos al colegio Balansat, en Sant Miquel. Las tres semanas de huelga de docentes y negociaciones han acabado desgastando a los padres que, independientemente de su posición respecto al paro y sus motivos, celebraban la vuelta a la normalidad. «Estoy completamente a favor de la huelga, pero estaba desesperada. Es importante que los niños recuperen los hábitos, las rutinas y los horarios de clase. Las vacaciones se han hecho demasiado largas», afirma Maribel Gavara, que está «muy a favor» tanto de la huelga como de la aplicación del Tratamiento Integrado de Lenguas (TIL): «Pero bien implantado», matiza respecto a la introducir el inglés en la enseñanza. María Ángeles Sola apunta en la misma dirección y antepone las necesidades de los pequeños: «Teníamos muchas ganas de volver. Ya estaba bien. Era demasiado tiempo y [los niños] estaban perdiendo muchas clases».
«Pese a que apoyamos al cien por cien a los profesores, en parte teníamos ganas de poder traer a los niños para que no pierdan más clases. Aunque la culpa de todo esto la tienen los políticos, todo esto está sucediendo por su culpa», sentencia con rotundidad Noelia Ferrer, que, junto a Ana Roig, indica que algunas de las reivindicaciones de los docentes son completamente legítimas y que los problemas que repercuten en los más jóvenes los sufren a diario. «Faltan logopedas, psicólogos y muchos profesionales de apoyo. No puede ser que el psicólogo venga dos veces al mes, o que en el colegio de Sant Joan haya un niño con necesidades especiales que lleve años en clase sin ayuda. Además, lo de las sustituciones es un escándalo, el año pasado tardaron cinco semanas en cubrir una baja», añaden.
Existe un sector de los padres que han sufrido el desgaste de la huelga y asegura que han cambiado de opinión durante las tres semanas sin clases, como Pilar Martínez, que defiende una aplicación más coherente del TIL. Otros, en cambio, se mantienen firmes en su posición contraria al paro y se muestran críticos con los docentes. «Ya tenemos bastante de todo esto. Con la cantidad de vacaciones que tienen podrían haber dedicado más tiempo a cursos y adaptarse a las nuevas necesidades», explican a la puerta del centro un grupo de padres que prefieren permanecer en el anonimato por temor a represalias.
Un sabor «agridulce»
En el colegio Vénda d’Arabí, en Santa Eulària, las opiniones de los padres eran similares: unos respaldan la huelga, otros no, pero todos se sienten aliviados por que los niños puedan retomar la normalidad académica. Carmen Ferrer tiene dos hijos, de 9 y 6 años, y se confiesa satisfecha: «Tenía ganas de que empezara el colegio y hubiera normalidad en las clases», explica, pero matiza que la vuelta a las aulas tiene para ella «un sabor agridulce». «Después de una lucha de tres semanas no se ha conseguido el objetivo, que era consensuar. Estoy absolutamente decepcionada y avergonzada del gobierno que tenemos, que con un problema tan grave como es la educación no haya sabido solucionarlo», critica.
En el colegio Vénda d’Arabí, en Santa Eulària, las opiniones de los padres eran similares: unos respaldan la huelga, otros no, pero todos se sienten aliviados por que los niños puedan retomar la normalidad académica. Carmen Ferrer tiene dos hijos, de 9 y 6 años, y se confiesa satisfecha: «Tenía ganas de que empezara el colegio y hubiera normalidad en las clases», explica, pero matiza que la vuelta a las aulas tiene para ella «un sabor agridulce». «Después de una lucha de tres semanas no se ha conseguido el objetivo, que era consensuar. Estoy absolutamente decepcionada y avergonzada del gobierno que tenemos, que con un problema tan grave como es la educación no haya sabido solucionarlo», critica.
Anna Costa es madre de dos niñas de 6 y 10 años y asegura que «ya estaban cansadas de estar en casa». «Todos teníamos ganas de empezar, pero creo que los profesores también tenían muchas ganas. Se han quedado sin sueldo y han luchado por nuestros hijos», reflexiona. Considera que el Govern «no ha puesto de su parte». «Eso decepciona a los ciudadanos que votamos –advierte—, pero los profesores han dicho que seguirán luchando y eso me deja más tranquila». A Costa no le preocupa que los paros se repitan próximamente, ya que la huelga solo está suspendida pero no desconvocada, lo que le inquieta es otra cosa: «Que se aplique una ley que va en contra de la educación de mis hijas, de los colegios públicos y de la lengua catalana». Ferrer la respalda: «La lucha de hoy es el futuro de mañana. Más vale perder unas clases ahora para tener una educación de calidad en el futuro. La mayoría de los padres estaremos al lado de los maestros a la hora de continuar con las reclamaciones que creemos que son justas».
Esmeralda Mohedano asegura que cuando empezó la huelga estaba en contra, pero ahora cree que la huelga no debe ser solo de docentes sino general. Aun así asegura que va a «desescolarizar» a su hija, de 10 años, porque en tres semanas ha comprobado que aprende más con ella que con sus profesores, «aunque son estupendos».
Los centros de Formentera también recuperaron ayer la normalidad, pese a que los docentes de esta isla fueron los únicos de Balears que votaron a favor de seguir con la huelga para mantener la presión al Govern mientras dure la negociación. Todos los docentes de Primaria y Secundaria de los colegios públicos de Formentera volvieron ayer a las aulas, tras tres semanas de huelga indefinida, que en esta isla ha tenido el seguimiento más alto de Balears.
El pasado sábado la Assemblea de Docents de Formentera acordó por unanimidad seguir con la huelga una semana más, pero apostilló que acataría la decisión mayoritaria de volver a las aulas, expresada desde las distintas asambleas insulares. Y así lo hicieron ayer los 76 profesores que tuvieron opción a seguir la movilización más los 34 que han estado cubriendo los servicios mínimos durante las últimas semanas.
Ambiente de alivio
A primera hora de la mañana de ayer el ambiente, entre los padres y madres que llevaban a sus hijos a los colegios, estaba impregnado de alivio por la recuperación de la normalidad que supone retomar el ritmo que marca el calendario escolar. Pero también había preocupación por el retraso en el inicio del curso para el correcto desarrollo de los temarios.
A primera hora de la mañana de ayer el ambiente, entre los padres y madres que llevaban a sus hijos a los colegios, estaba impregnado de alivio por la recuperación de la normalidad que supone retomar el ritmo que marca el calendario escolar. Pero también había preocupación por el retraso en el inicio del curso para el correcto desarrollo de los temarios.
Dos madres comentaban tras dejar a sus hijos en un colegio de Formentera: «¡Por fin, ya están colocados!». La expresión, entre risas, escondía varios sentidos, como la vuelta a la normalidad para los alumnos y para cientos de familias que podrán organizar su tiempo durante los próximos ocho meses.
La madre de una niña de primer año de Infantil apuntaba que la protesta no le había «afectado mucho» por la edad de su hija y expresó que estaba de acuerdo con la huelga: «Los profesores piden lo que es bueno para nuestros hijos». Añadió que la segunda semana ya decidió llevar a su hija al colegio por cuestiones de trabajo pero manifestó: «El Govern no se ha portado nada bien, no ha cedido prácticamente en nada y hemos soportado, como padres, mucha presión en el sentido de que podíamos ser sancionados si no llevábamos a nuestros hijos a clase».
Otro padre contrario a la huelga opinó: «Muy mal para los niños, porque la política nunca se puede mezclar con los estudios y nada más». Además, consideró que ahora el retraso debe ser compensado «con el trabajo del maestro y punto».
«Es un atraso para todos»
Otra madre con dos niñas escolarizadas tampoco se mostró de acuerdo con la movilización: «Lo he llevado mal porque esto es un atraso para todos los niños y ahora les toca pillarlo todo de golpe porque tendrán que pegar un achuchón para recuperar lo perdido».
Otra madre con dos niñas escolarizadas tampoco se mostró de acuerdo con la movilización: «Lo he llevado mal porque esto es un atraso para todos los niños y ahora les toca pillarlo todo de golpe porque tendrán que pegar un achuchón para recuperar lo perdido».
Una abuela, tras dejar a su nieta en clase, describió que las pasadas semanas pudieron organizarse en la familia «porque estaba el abuelo que se encargaba de la niña». «A nosotros nos parece correcto porque lo que piden, es para mejorar, los profesores tienen mucho trabajo tienen más niños por clase, no tienen apoyos, no cubren las bajas, reducen plantillas y pensamos que el Govern tiene que hacer algo más de lo que hace», concluyó.
«A ver qué pasa ahora», comentaba escéptica una madre en un colegio de Sant Jordi, y lamentaba que la normalidad se puede quebrar en cualquier momento. Las familias saben que el conflicto está lejos de solucionarse: la huelga sigue convocada y los docentes ya han manifestado que no tienen intención de aplicar el TIL. Las posturas entre los profesores y el Govern siguen irreconciliables, por lo que esta tregua es eso: una tregua de incierto futuro, como recuerdan las pancartas con las quejas y reivindicaciones de los docentes que siguen colgando de las fachadas de los centros educativos, con mensajes ya desteñidos por la lluvia.
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